Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://asiyaeekn162389.p2blogs.com/37076583/la-historia-jamás-contada-del-cabezazo-de-zidane