Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la gravedad y profundidad de todas las llagas y heridas de su hijo, reavivando el dolor. Este dolor final es la culminación del duelo de Nuestra Raíz, y el libramiento de su dolor en torno a la resurrección prometida. Aunque siempre https://gastonl406fxo2.mdkblog.com/profile